La Historia del Vermut: El Elixir Aromático que Conquistó el Mundo


El vermut, esa bebida espirituosa y aromatizada que ha trascendido su función inicial de brebaje medicinal, se erige hoy como un símbolo de sofisticación en el universo de la coctelería. Su historia, una travesía que conjuga tradición y vanguardia, se remonta a las antiguas civilizaciones mediterráneas, donde la infusión de hierbas y especias en vino constituía una práctica habitual para mejorar el sabor y las propiedades del líquido. Los griegos y romanos empleaban el vino macerado con ajenjo (“Artemisia absinthium”), planta de amargor característico que confiere al vermut su inconfundible esencia.

Sin embargo, la cristalización del vermut en su forma moderna halla sus raíces en el siglo XVIII, en la región del Piamonte, Italia. Fue allí donde Antonio Benedetto Carpano, en 1786, formuló una receta que sentó las bases de lo que hoy reconocemos como vermut rojo. Su elaboración implicaba la maceración de diversas hierbas, cortezas y especias en vino blanco, resultando en una bebida compleja, aromática y dulce, de notable equilibrio. Carpano no solo creó una nueva categoría de aperitivo, sino que también inauguró una tradición que se expandió rápidamente por Europa.

La expansión del vermut alcanzó su apogeo en el siglo XIX, consolidándose como elemento indispensable en bares y cafés de París, Barcelona y Londres. Su versatilidad lo integró en cócteles icónicos como el Negroni, el Manhattan o el Martini, dotando a estas mezclas de una profundidad sensorial que difícilmente se obtiene con otros licores. La diferenciación entre vermut rojo (dulce) y vermut blanco (seco) permitió satisfacer paladares diversos y enriquecer la oferta de la incipiente industria coctelera.

En la actualidad, el vermut experimenta un renacimiento, impulsado por pequeños productores que rescatan métodos artesanales y apuestan por ingredientes autóctonos. Este resurgimiento refleja no solo una valoración de su legado histórico, sino también una renovada fascinación por el arte de la maceración y la destilación. Así, el vermut no solo persiste como testimonio de la alquimia entre el vino y las hierbas, sino como una expresión cultural que trasciende fronteras y generaciones.